¿Qué podemos esperar de la exploración espacial y astronomía en 2022? (y II)

Lo mejor de lo previsto en 2022 (astronomía)

En estas líneas de hoy voy a abordar los principales eventos astronómicos de este año, que también depararán la atención mediática.

Fenómenos astronómicos

Este año vamos a tener un eclipse total lunar en la madrugada del 16 de mayo y un eclipse parcial de Sol el 25 de octubre, aunque este pasará casi imperceptible desde nuestras comarcas, recordando además la peligrosidad del intento de observación de este último evento, si no es con instrumentación adecuada.

Hacía ya unos pocos años que no presenciábamos un eclipse total de Luna (o Luna de sangre) desde nuestra ubicación geográfica [1] , y la verdad es que ya tenemos ganas de volver a ver un espectáculo celeste que ha cautivado históricamente a todas las civilizaciones y que sólo precisa nuestros ojos para contemplarlo. Es cierto que la finalización del eclipse se producirá ya de día con la Luna por debajo del horizonte, por lo que no será tan espectacular como el enero de 2019, pero siempre que nos procuremos un horizonte Oeste despejado de obstáculos, no dejará de ser llamativo y fotogénico. Para consultar las horas de las etapas del eclipse, tenéis una buena referencia en el servidor de efemérides astronómica del Observatorio Astronómico Nacional (IGN) del Gobierno de España [2] .

Imagen del autor tomada durante el último eclipse total de Luna visible desde Castelló de la Plana

De los planetas visibles a simple vista, durante este año destacaremos la visualización del escurridizo Mercurio cerca del horizonte Oeste en las tardes de finales de abril.

El brillante planeta Venus destacará este año como lucero del alba antes de la salida del Sol y en dirección del horizonte Este, siendo una de sus mejores posiciones de observación las madrugadas del mes de febrero. Solo a finales de año el planeta volverá a verse de forma vespertina hacía el horizonte Oeste.

Marte este año alcanzará la oposición -o mínima distancia a la Tierra-, aunque no será hasta finales del mismo. De hecho, la misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) y Agencia Espacial Rusa (ROSCOSMOS) – ExoMars 2020 – será lanzada el mes de octubre para que aterrice en el planeta rojo a principios de 2023. La parte de ESA está compuesta por la más destacable, pues la compone el que está previsto sea el cuarto rover activo sobre el planeta rojo.

El gigante de los planetas, Júpiter, alcanzará la mínima distancia a la Tierra (oposición) en el mes de septiembre, aunque ya será observable durante el verano al iniciarse la noche cerrada. Es curioso destacar que en estos momentos aún es visible en el cielo vespertino durante aproximadamente una hora, pero su lejanía de nuestro planeta lo presentan al telescopio como un astro pobre y muy afectado por su baja altura en el horizonte.

El planeta anillado, Saturno, tendrá la oposición a finales del mes de agosto, por lo que también a inicios del verano será posible enviarlo con la noche cerrada.

Conjunciones entre planetas o planetas y la Luna

De entre los acercamientos aparentes entre los planetas en el cielo, tenemos numerosas conjunciones destacables.

En la madrugada del 28 de marzo tendremos una interesante conjunción de Venus (el más brillante), Saturno y Marte, no muy lejanos a una fina Luna menguante y poco antes de las luces del alba.

Captura con Stellarium de la madrugada del 28 de marzo antes de salir el Sol.

Durante las madrugadas del mes de abril, con un horizonte Este Sureste muy despejado de obstáculos, podremos observar 4 de los 5 planetas visibles a simple vista, con Júpiter, Venus, Marte y Saturno en casi una línea recta y enumerados en sentido ascendente. Hacía finales de ese mes la fina Luna menguante cobrará protagonismo cerca de la alineación planetaria, que será más cercana especialmente entre Venus y Júpiter, que alcanzarán una mínima distancia la madrugada del 1 de mayo.

Captura con Stellarium de la madrugada del 1 de mayo antes de la salida del Sol.

La madrugada del 8 de mayo la alineación de los 4 planetas es casi perfecta, produciéndose un especial acercamiento entre Júpiter y Marte el día 29 de este mes, igualmente antes del alba.

Captura con Stellarium de la madrugada del 29 de mayo justo antes de la salida del Sol.

En las madrugadas de finales de junio podremos encontrar en el cielo -si las condiciones lo permiten- la vista de los 5 planetas visibles a ojo desnudo de nuestro sistema solar, aunque la visión del escurridizo Mercurio -siempre muy cercano al Sol- constituirá un verdadero reto.

Captura con Stellarium de la madrugada del 27 de mayo antes de la salida del Sol.

Venus y la Luna se acercarán de forma especialmente llamativa la madrugada del 27 de mayo y la del 26 de junio.

Urano está en el límite de visión a simple vista desde lugares muy oscuros, y su localización no es nada trivial, por eso no fue descubierto hasta 1781 con telescopio y de forma casual. Si nunca lo hemos localizado, durante los primeros días del mes de agosto tenemos una buena ocasión, pues el planeta Marte se moverá cerca de él.

Precisamente la conjunción más llamativa del año será protagonizada por el planeta rojo y la Luna la madrugada del 8 de diciembre, aunque en dirección Oeste, pues la Luna ocultará al planeta.

Captura de Stellarium. La tarde del 8 de diciembre, antes de la ocultación de Marte por la Luna

Para finalizar el año, nuevamente tenemos el reto de localizar los cinco planetas visibles a simple vista de forma simultánea los últimos días de 2022, en esta ocasión de forma vespertina, pues Venus y Mercurio se esconderán de forma muy temprana tras la puesta de Sol.

Lluvias de estrellas

Como todos los años, la Tierra atraviesa a lo largo del año la órbita con restos de cometas y asteroides, que provocan las llamadas lluvias de estrellas. Aunque siempre llaman la atención del público, hay que tener en cuenta que la fase lunar -y por su puesto la localización para observarlas- son fundamentales para disfrutar del espectáculo.

Intentar ver una lluvia de estrellas desde una ciudad o un pueblo de cierto tamaño con su polución lumínica, es como esperar que el rover Perseverance encuentre un burro en su búsqueda de vida en Marte.

Desde nuestra ubicación, las más famosas son las que son agradables de ver, es decir, las que se producen en verano. Sin embargo, hay dos lluvias importantes que suelen superar en actividad a las famosas Perseidas, pero se producen en invierno boreal.

Este año disfrutamos del máximo de las Cuadrántidas la noche del 3 al 4 de enero, superando en meteoros a la hora (THZ) a las «Lagrimas de San Lorenzo» de agosto.

En abril podemos disfrutar de las Líridas, cuya máxima actividad es la noche del 22 al 23 del mes, sin embargo, su ventana de observacional idónea es de madrugada y solo poco antes de que la Luna haga su aparición. Los apenas 20 meteoros a la hora en el momento del máximo puede que no nos motiven para una salida solo con la finalidad de su observación.

En mayo, y también preferiblemente de madrugada, tenemos la lluvia de las Eta Acuáridas, cuyo máximo está previsto la madrugada del día 6. Su tasa horaria cenital (THZ) en el momento del máximo supera habitualmente los 50 meteoros a la hora.

En meses de verano boreal, en los que tumbarse a mirar la bóveda estrellada lejos de las luces urbanas es sin duda más agradable, tenemos la lluvia de las Delta Acuáridas (máximo madrugada 29 de julio con THZ de 25) y las famosas Perseidas la noche del 12 al 13 de agosto. Sin embargo, nos podemos olvidar prácticamente de su observación este año, pues el plenilunio se produce el mismo día 12 del mes.

Tendremos que esperar al mes de octubre para observar una lluvia algo digna, las Oriónidas, cuyo máximo se produce la noche del 21 al 22 de octubre con una Luna casi nueva y una THZ de 20 meteoros a la hora.

Otra Lluvia con más fama que actividad, es la de las Leónidas en noviembre, pero ello se debe a que se produce una muy alta actividad cada 33 años, cuando su cometa asociado regresa a las cercanías del Sol. El máximo, la noche del 17 al 18 de noviembre, aunque una Luna en fase de menguante empezará a molestar conforme el radiante de la lluvia (punto aparente de la bóveda celeste desde donde parecen surgir la prolongación de los trazos) empiece a alzarse en el horizonte este.

Solo pues la lluvia de las Gemínidas cuyo máximo se produce la noche del 13 al 14 de diciembre merece acabar mencionando. Es una de las lluvias más intensas del año (THZ de 150), pero una Luna menguante prominente puede acabar con nuestra ilusión de acabar el año viendo un espectáculo digno de este tipo.

Podéis encontrar información mucho más detallada de otras lluvias menores, e información astronómica más detallada en el servidor de efemérides del Observatorio Astronómico Nacional antes citado [2]

Luna Llena en el perigeo (Súper Luna)

Es un término detestado por algunos divulgadores y profesionales de la astronomía. Es cierto que el origen del término no tiene nada de tradicional, si no que fue debido a una desafortunada publicación sobre astrología en una conocida publicación astronómica durante los años 70 del pasado siglo.

Sea como fuere el término se ha popularizado y expresa el momento en el que la Luna llena se encuentra cerca del perigeo de su órbita alrededor de la Tierra, tomando como válido si la Luna llena se produce con mayor cercanía de los 360 000 kilómetros de distancia.

Salida de la Luna llena. Siempre espectacular. Fotografía del autor.

En los meses de julio y agosto tendremos pues súper Luna (llena). Con indiferencia de lo que se pueda opinar al respecto, para mi constituye un motivo para la divulgación astronómica. Salir a observar la Luna siempre es agradable, notar que se ve un poco más grande y un poco más brillante que otra Luna llena habitual, no es ni sencillo ni evidente (aunque sea realmente así), pero si constituye un atractivo para el público y por tanto una oportunidad de divulgar la ciencia que tanta falta nos hace en la sociedad actual.

Quizás el excesivo puritanismo a la hora de divulgar ciencia, el celo de que la ciencia solo se debe comunicar con arreglo a lo establecido por estamento pertinente o pensar que la divulgación de la ciencia no debe aceptar algunas de las nuevas tendencias y canales que repercuten socialmente en la actualidad, nos lleve a concluir que es uno de los motivos por los que no se acaba de llegar de forma amplia en su comunicación a la población y parte de ella desconfíe de la ciencia, su capacidad de afrontar el futuro, o piense que sencillamente no es capaz de entenderla (y no voy ni a comentar lo que se ha venido a llamar «movimiento negacionista» en algunas disciplinas de la ciencia). Hay que divulgar, divulgar y divulgar: cualquier ocasión es buena, cualquier motivo es bueno, cualquier resquicio que nos deje la ignorancia científica para derrotarla con la evidencia y el método científico, debemos aprovecharlo. Lamento el tono belicista, pero la ignorancia precisamente no nos ha traído hasta aquí.

¡Espero que os resulte de utilidad la entrada y siempre gracias por leerme!

¡Cuidaros!

PD: Y si te gusta este blog, ¡suscríbete!

Referencias del texto:

[1] https://cielosestrellados.net/2019/01/20/la-ultima-luna-roja-hasta-2022/

[2] https://www.oan.es/servidorEfem/index.php

The Sky is the limit

The sky is the limit

Después de varias semanas en un  intento de tomarme un descanso psicológico, vuelvo a hacer una entrada debido al acontecimiento importante con el que nos vamos a encontrar en algo más de 24 horas, si todo va según lo previsto, el lanzamiento de la Dragon Crew (DM-2) hacía la Estación Espacial Internacional (ISS). He observado cierta confusión sobre la importancia del acontecimiento, tanto en diferentes medios de comunicación como entre los lectores de las redes sociales en general.

Si lees esta entrada, te aseguro que comprenderás muy bien la importancia del acontecimiento (si no la entiendes ya) y tendrás un criterio propio fundamentado sobre su importancia (o no) y de paso comprenderás -en líneas generales- porqué me parece tan importante desde la perspectiva de la historia de la astronáutica.

Contaros antes, si me permitís, que el mes de abril fue uno de los mejores meses de este blog en cuanto a lectores, pues fue visitado por más de 1800 personas, y que sin duda se debió a la situación en la que nos vimos inmersos, uno de los meses más difíciles y oscuros que hemos vivido en nuestra época reciente; el azote y confinamiento respectivo debido a la Covid19, una pandemia como ninguno de nosotros habíamos vivido con anterioridad.

Vistantes_mayo2020_Blog
Estadísticas del Blog Cielos Estrellados según WordPress.

A mediados del mes de de marzo, y con el decreto de estado de alarma en España, empecé a realizar entradas en el blog destinadas a disfrutar de la astronomía y exploración espacial desde el confinamiento de nuestras casas. Abril fue en este aspecto un poco agotador, nunca antes había realizado 5 entradas en un mismo mes, y supongo que muchos de vosotros que me leéis me premiasteis por ello, a todos vosotros, ¡gracias! Espero que os ayudara a paliar -en lo posible- este periodo excepcional que nos ha tocado y vivir, y es mi deseo que su impacto sea lo mínimo posible.

Mantener unos hábitos dentro de una cierta normalidad en mi domicilio creo que me ha ayudado en algo, he seguido con mi programa semanal de divulgación de la astronomía en  radio Castellón cadena SER (vía telefónica), e incluso, gracias a la colaboración de algunos amigos, realizamos un directo a través de Youtube con conexiones vía Skype para las imágenes,con motivo de  la última súper Luna de este año [1].

Emisión_7_mayo
Emisión en directo por Youtube el pasado 7 de mayo «La Luna para lunátic@s» con motivo de la súper Luna, con conexiones desde telescopios en Morella y Benicàssim (Castellón). Repetimos el sábado 30 de mayo.

Todo ello, a la vez que un esfuerzo, ha supuesto también una evasión ante una situación complicada, como todos en mayor o menor medida hemos vivido, y muchos aún seguimos viviendo, pero quizás con más esperanzas de superarlo pronto.

The Sky is the limit

No solo es un titulo de una novela, se dice que es una frase que se utilizaba en los primeros años de los ensayos aeronáuticos, cuando queríamos conocer cuáles eran nuestros límites, cuándo nos adentrábamos en una nueva frontera inexplorada, la conquista del aire y de más arriba, del espacio, «del cielo» en términos un tanto ambiguos. Venga de donde venga la expresión, de hecho la podemos encontrar en numerosas entradas de la NASA a lo largo de su extenso website en la que es utilizada para referirse a nuevos y arriesgados retos tecnológicos y de exploración espacial.

First_Supersonic_Flight_1997_Issue-32c
¿Habita un demonio en el cielo?  (Elegidos para la gloria). Sello conmemorativo del primer vuelo supersónico en 1947. De entre los pilotos de pruebas saldrían los primeros astronautas estadounidenses. Crédito CC.

Todos sabemos que la NASA ha sido una de las agencias espaciales más carismáticas y más mediáticas a nivel mundial. No siempre fue a la vanguardia de la exploración espacial, recordemos que su fundación a finales de los años 50 del pasado siglo XX  tuvo mucho que ver con la carrera por el espacio que se iniciaba con la llamada «guerra fría» con la antigua Unión Soviética (URSS). Una tensa escalada militar entre dos superpotencias mundiales que conllevaba una investigación científica en multitud de disciplinas,  desde la medicina, física de materiales, aeronáutica, electrónica, computación,…aplicaciones civiles e investigación civil que nadie en su sano juicio diría que fue en vano, si omitimos que la finalidad que prevalecía en la política era asegurarse la posible aniquilación del contrario de forma eficiente y más rápida si precisaba ser desde el espacio.

Pronto la NASA tomó la iniciativa en la exploración espacial gracias a una inversión  gubernamental de EEUU sin precedentes y quizás, en menor medida, a una deficiente gestión de investigación y desarrollo por parte de su declarado enemigo en esta carrera.  Respecto al carácter político decidido, citaría aquí el famoso discurso del presidente JFK en la Universidad Rice, el 12 de septiembre de 1962 [2], aunque ya era conocida la intención del Presidente sobre la «urgencia nacional» por llegar a la Luna primero, como mostró en mayo de 1961 ante el Congreso [3].

En esos años, los proyectos Mercury, Gemini y finalmente Apolo se sucedieron como auténticas proezas de ingeniería,  y  se llevaron por delante algunas víctimas conocidas del lado norteamericano  y otras del lado soviético en su respectivo programa espacial, que conocimos muchos años después.

Apollo-8-patch
Logotipo de la misión Apolo 8. Ellos fueron los primeros en volar a la Luna en diciembre de 1968. Crédito NASA/CC

El Apolo 8 (diciembre 1968) fue la primera nave terrestre tripulada en orbitar la Luna. El Apolo 9 (marzo 1969) probó los ensamblajes del módulo lunar y el módulo de mando en órbita terrestre, el Apolo 10 fue más allá y simuló toda la operativa hacía el primer alunizaje, descendiendo hasta solo 15 kilómetros de la superficie de nuestro satélite. Se cuenta que los controladores de la misión temían que los astronautas no pudieran soportar el impulso de estar tan cerca de la Luna y no sentir la tentación de alunizar, pero este mito no lo he podido comprobar de forma contrastada y tengo dudas de su veracidad.

Finalmente el conocido Apolo 11 (julio 1969) alunizó y puso a los humanos por primera vez en nuestro satélite, a 400 000 kilómetros de distancia, a un módico precio de unos 25 000 millones de dólares de la época [4]. El año pasado celebramos (unos más que otros) el 50 aniversario de este hecho histórico que estará en todos los libros de historia que escriba jamás la humanidad.

muestras_lunares_apolo11
Los tres del Apolo 11, mostrando una de las muestras traídas de la Luna. Crédito: NASA/CC.

 El último humano en la Luna lo trajo de vuelta sano y salvo la expedición del Apolo 17 (diciembre de 1972), y el programa lunar fue cancelado por sus elevados costes y la demostración clara que EEUU había vencido la carrera espacial por la Luna frente a los soviéticos. Los otros cohetes que se habían fabricado para el programa Apolo (si, habían más cohetes fabricados) fueron utilizados para la estación espacial Sky-Lab (operativa 6 años) e incluso para una misión conjunta USA-URSS en julio de 1975.

Apollo_4_Saturn_V_nov67
El imponente Saturno V en la rampa 39A de despegue. Apolo 4, noviembre 1967. El cohete más grande y potente hasta la actualidad. Crédito NASA/CC

Eran los años 70, y los costes de los cohetes Saturno V y sus variantes menos potentes (Saturno IB) , tenían unos valores exagerados de producción, y más cuando el nuevo interés era el lanzamiento de satélites, sondas espaciales y operar estaciones espaciales en órbita terrestre, y ya no viajar hacía la Luna con tripulación.

Si os interesa el proyecto Apolo, de cómo llegamos a la Luna, de cómo la humanidad desarrolló un enorme cohete de más de 110 metros de altura ideado por el brillante ingeniero alemán Wernher von Braun, existe multitud de información en Internet, a destacar el enorme portal de la NASA en donde podéis consultar la práctica totalidad de información de todo el proyecto [5]. Creedme cuando os digo que os podéis pasar meses viendo información y accediendo a documentos tan curiosos y diversos como los manuales del ordenador de abordo o hasta las imágenes borrosas o movidas que en su día no hicieron públicas la NASA. También es interesante la película-documental que se estreno en cines con motivo del 50 aniversario «Apolo 11» por su carácter «revival» de la época.

Rebajar los costes con el reciclaje: El concepto del transbordador espacial (STS)

La lanzadera espacial o más correctamente, el Transbordador Espacial (STS) desarrollado por la NASA, es un concepto en el que la agencia estadounidense empezó a trabajar a principios de los años 70, de forma que el trasporte de astronautas  para órbitas bajas terrestres (LEO) fuera re-utilizable y con unos costes mucho más contenidos que el programa Apolo. El congreso aprobó el gasto del programa espacial del transbordador en abril de 1972. Con el abandono de los grandes cohetes como el  Saturno V, se abandonaba no solo la posibilidad de volver a la Luna, si no de adentrarse más allá; el viaje a Marte con el que dicen que el propio Von Braun soñaba.

Space_shuttle_mission_profile
Un STS durante su misión operativa completa. Crédito NASA/CC.

Es decir, la tecnología con la que se pensó un  nuevo vehículo re-utilizable -capaz de llevar tripulación y carga al espacio-  partía con tecnología de los años 70. De hecho fue en 1976 cuando el transbordador «Enterprise» fue el primero en finalizarse y someterse a las primeras pruebas aerodinámicas, de sistemas y aterrizaje, despegando a lomos de un avión Boing 747. La finalidad de este primer transbordador no fue por tanto realizar vuelos orbitales.

No sería hasta abril de 1981 cuando se elevaría al espacio el primer transbordador espacial, el  «Columbia» en la misión STS-1. El concepto de trabajo del transbordador espacial está muy bien reflejado en la imagen superior adjunta.

Tanto la nave principal (el transbordador propiamente) como los cohetes laterales (SRB), que se separaban a los dos minutos del despegue, eran  reutilizables, mientras que el principal depósito central (ET) de combustible (oxígeno e hidrógeno líquidos)  que suministraba la potencia a los 3 motores del propio transbordador, se quemaba en la atmósfera al separarse de la nave (8,5 minutos tras el lanzamiento), en la última fase de puesta en órbita y una vez agotado.

Los transbordadores que prestaron servicio entre 1986 y 2011 fueron 5; Columbia, Challenger, Discovery, Atlantis y finalmente el Endeavour (1991). En total sumaron 135 misiones al espacio, en las que se utilizaron para, desde poner satélites en órbita (entre ellos el famoso y aún operativo telescopio espacial Hubble HST), enviar naves de exploración a otros planetas, hasta para llegar a la Estación Espacial Internacional (en órbita desde noviembre de 1998) para intercambio de tripulación y/o suministro de equipos. Aunque era una configuración versátil capaz de mantenerse en órbita durante una única misión unos 17 días (STS80) y alcanzar órbitas de hasta 650 kilómetros de altura, y a pesar de las mejoras que continuamente se realizaron durante todo el programa, su coste por lanzamiento era alto, mucho más alto de lo que inicialmente se pensó.

Una vez hecho el desembolso del desarrollo de los cinco transbordadores operativos, cada lanzamiento venía a resultar por unos 450 millones de dólares al finalizar el servicio (2011) según fuentes de NASA [6].

Es decir, por una parte tenemos  la seguridad de la nave puesta en duda tras los terribles accidentes del 28 de enero de 1986 en el que el Challenger (STS-51) se desintegró a los 73 segundos del despegue causando la muerte de los 7 tripulantes, y el del Columbia (STS-107) que el 1 de febrero de 2003 -durante la reentrada- se desintegró causando también la pérdida de sus 7 tripulantes. Por otra parte tenemos unos costes de operación mucho más altos que los que se esperaban cuando se realizó el diseño. Si añadimos una base tecnológica obsoleta y poco escalable, tenemos motivos más que suficiente para pensar en otras alternativas y retirar el programa.

Atlantis_sts135
Atlantis STS-135 en la rampa 39A de Cabo Kennedy preparado para el lanzamiento en julio de 2011. Este sería el último vuelo de astronautas estadounidenses a bordo de un vehículo espacial estadounidense.

La NASA canceló el programa de los STS con el vuelo del  transbordador Atlantis (STS-135) en julio de 2011, tras 30 años de servicio de los mismos, quedándose sin capacidad de enviar astronautas al espacio con sus propios medios.

Tan solo los excelentes cohetes Delta IV (fabricado por Boing) y  Atlas V (fabricado por Lockheed Martin) dejaban capacidad a los EE.UU para enviar satélites y misiones de exploración planetaria. Desde diciembre de 2006 ambas empresas constructoras decidieron formar «United Launch Allience» (ULA) como proveedora de servicios de lanzamientos para el gobierno, tanto de carácter militar (FA) como civil (NASA).

Cada lanzamiento viene a costar unos 460 millones de dólares.

La subcontratación de vuelos para llegar a la ISS: Roscosmos

Estados Unidos no podía enviar astronautas a la ISS, ni carga, si no era a través del lanzador ruso «Soyuz» de la agencia espacial rusa Roscosmos. Esta nave, diseñada cuando aún existía la antigua Unión Soviética, es capaz de llevar tres personas a órbita baja, y su vector de lanzamiento (también denominado Soyuz) es capaz de enviar cargas más allá de órbitas LEO, para la exploración del sistema solar.

Logo_Roscosmos
Logotipo de la Agencia Espacial Federal Rusa, Roscosmos.

El programa fue creado por el mítico Serguéi Koroliov, el «Von Braun» soviético, que por desgracia corrió una suerte muy diferente a su camarada estadounidense. El programa ha sufrido variaciones importantes a lo largo de los años (Soyuz T, TM, TMA, TMA-M y  finalmente TMA-MS), y todas las últimas misiones han ocupado principalmente como destino la ISS.

Respecto al vector de lanzamiento, a pesar de su concepto de cierta madurez, se ha demostrado su alta fiabilidad.

Si el abastecimiento de la ISS no precisa intercambio de tripulación, la nave Soyuz es sustituida por la nave autónoma Progress, sin zona de tripulación, muchas veces referido como «carguero Progress», que también ha demostrado su fiabilidad y durabilidad a pesar de tratarse también de proyectos muy longevos.

Soyuz_TMA-12M_approaches_the_station
Acercamiento a atraque de la Soyuz TMA-12M. Fotografiada desde la ISS, en órbita terrestre a 400 kilómetros de altura. Crédito NASA/CC

Sin el servicio de las naves Soyuz y Progess actualmente sería casi imposible mantener operativa la Estación Espacial Internacional, con todos los experimentos que son realizados en ella, por no citar que estas naves son las que se utilizan para corregir la órbita de la ISS, y se encuentran como «bote salvavidas» de emergencia en la estación.

Si, es cierto que China ha desarrollado su propia estación espacial (de mucho menor tamaño) sus cápsulas y sus vectores de lanzamiento propios, y en la última década se ha puesto a la altura –si no superado-  de las principales agencias espaciales del mundo. Pero no veo claro que China esté dispuesta a una cooperación internacional, realizando sus propios planes tripulados para la Luna -que ha fijado para 2030 de forma oficiosa- y posteriormente para Marte, quizás en la década siguiente.

A EE.UU poner UN astronauta en la ISS mediante una nave rusa Soyuz, actualmente le cuesta la friolera de unos 90 millones de dólares, que tiene que pagar a Roscosmos. Desde la retirada de los transbordadores espaciales, la NASA ha pagado varios miles de millones de dólares a su homóloga rusa por sus servicios.

Volver al espacio y a la Luna en 2028 (SLS)

Naturalmente NASA inició en 2010 el diseño de su programa «Space Launch System» o sencillamente SLS, que recogía parte de la filosofía del STS (re-utilización de componentes) para abaratar gastos y por otra parte la potencia del cohete Saturno V, que permitiría misiones tripuladas orbitales, a la Luna y más allá; el planeta rojo. El contratista principal del SLS ha sido la siempre fiel empresa Boing.

1280px-Orange_tank_SLS_evolution_-_Post_CDR
El diseño del SLS de NASA en sus diferentes configuraciones. La segunda por la izquierda es la que incluye la capsula Orión con tripulación.

Actualmente, a pesar de los retrasos, y tras asegurar la administración del presidente Trump [7] mediante la llamada «Directiva de Política Espacial 1» que la agencia espacial estadounidense  volvería a la Luna con el programa Artemisa en el año 2024 y lo haría «para quedarse», parecía  que adquiría ciertas dosis de realidad  tras la petición al congreso de 1600 millones de dólares adicionales el pasado verano, entre el escepticismos de muchos técnicos que consideran una fecha muy precipitada en función del estado de proyecto.

Starship_SaturnoV_SLS
El SLS comparado con el Saturno V y con el proyecto de la «Starship» de Elon Musk para viajar a la Luna y Marte.

Lo cierto es que el SLS block-1 ya ha pasado sus fases de prueba, y la capsula de tripulación Orión también, así como el modulo de servicio, de unos 4 metros de longitud que ha sido construido por la Agencia Espacial Europea, y ya ha sido sometido a las pruebas necesarias durante el pasado año.

SLS
Parte principal del SLS para Artemisa. Crédito NASA

De hecho la fase siguiente será el primer vuelo del conjunto de todo el sistema en un vuelo de prueba sin tripulación bautizado como EM-1 (Artemisa-1) que debería llevar la cápsula Orión hasta órbita lunar y volver de nuevo a nuestro planeta para ser recuperada en el mar sin incidentes, y que partiría desde la rampa 39B del complejo de lanzamiento de cabo Kennedy en algún momento del próximo año.

news_Orion260320
La cápsula Orión y modulo de servicio para Artemisa, durante los ensayos de resistencia. Crédito NASA.

Sin embargo para descender sobre nuestro satélite en 2024,  la NASA aún no cuenta con un modulo lunar (HLS), y para ello abrió ofertas a diferentes empresas privadas el pasado año. Finalmente ha sido este mes de abril cuando dio a conocer las tres empresas finalistas que competirán por construirlo; Blue Origin, Dynetics y Space X, estableciendo que en febrero de 2021 decidirá que diseño es el finalista y que por tanto deberá construirlo para su entrega.

HLS_Artemisa
Concepto artístico de los 3 programas finalistas para fabricar el módulo lunar (HLS) del programa Artemisa de NASA

A todo esto, los planes futuros de NASA para permitir una estancia continuada en una futura base en la Luna requerirán de un número repetido de misiones y también de una estación orbital; la estación espacial Gateway alrededor de la Luna. Sin embargo el concepto de esta estación espacial, nunca se ha acabado de perfilar con definición, y la actual crisis mundial debido a la Covid parece hacer que se difumine aún más, al menos hasta el final de  esta década.

Esta modificación en el programa lunar ha llevado a hacer modificaciones importantes en el número de lanzamientos necesarios del SLS para el primer alunizaje que sería el EM-3 (Artemisa 3), muy probablemente estando constituido por dos lanzamientos consecutivos del SLS; uno de ellos con la Orión y el módulo de servicio y otro con el módulo de descenso lunar HLS.

SLS_planes
Los planes de NASA para el programa Artemisa de retorno a la Luna. Crédito NASA.

NASA se sitúa con estos cambios en más de 20 000 millones de dólares para conseguir –si todo va bien- poder hacer despegar el año que viene la EM-1 (Artemisa 1), pero los objetivos marcados de 2024 –claramente políticos ante la presión mediática de los éxitos chinos en el espacio-, parecen ser difícil de conseguirse.

Pero el SLS es un cohete grande, muy grande, para grandes lanzamientos de NASA. Para poner una carga útil en órbita de no excesiva en masa o llevar astronautas en la ISS es posible quedarse con un proyecto intermedio, que se lo puedan proporcionar las actuales empresas privadas del sector, tanto las componentes de ULA …como otras emergentes.

 

La empresa privada en el espacio: ¿sola o con leche?

Hemos mencionado la empresa privada Space X [8] anteriormente, sin duda es una de las fichas más importantes en todo este juego, que mueve miles de millones de dolares, centenares de miles de puestos de trabajo directo, desarrollos de proyectos innovadores, estudios de eficiencia de materiales o desarrollos óptimos de mantenimiento de soporte vital, entre otros campos que se me ocurren de forma rápida.

Si has leído hasta aquí, es que te apasiona la exploración espacial, y ahora es cuando más vamos a disfrutar del momento que se avecina en pocas horas.

Space X es una empresa aeroespacial privada fundada por Elon Musk en 2002, conocido por ser el fundador de PayPal o Tesla Motors, entre otras grandes empresas de impacto global. Cuando se lanzó a esta empresa aeroespacial, pronto fue tildado de multimillonario excéntrico. En 4 años había invertido 120 millones de euros en el proyecto, que contaba con unos 150 trabajadores en 2006. En 2008 ya eran 500 empleados y se anunció que había ganado un contrato de NASA para proveer carga útil a la Estación Espacial Internacional, con posibilidad de extenderse a misiones tripuladas, cuando las misiones del transbordador espacial (STS) se veían próximas a su fin.

Su primer cohete se denominó Falcon 1 y despegó en septiembre de 2008. Su primer cohete que alcanzó órbita y fue íntegramente recuperado ya se denominaba Falcon 9 y lo hizo en diciembre de 2010 y era ya el lanzador  insignia de la compañía. Aclarar que el número «9» de la denominación «Falcon 9» hace mención a los 9 motores Merlin desarrollados por Space X, y no por una numeración consecutiva en proyectos; es decir, no existió un Falcon 8,7 o anteriores.

En 2012, el Falcon 9 ya había realizado 40 lanzamientos con un importe de factura a clientes de 4000 millones de dólares, y por tanto un serio competidor para ULA, que cobraba 3 veces más por el mismo tipo de lanzamiento.  Space X era ya una empresa aeronáutica que merecía todos los respetos internacionales después de solo 10 años tras su fundación, y gracias a la tecnología en la que la re-utilización tenía gran importancia.

En diciembre de 2015 la recuperación de la fase central fue totalmente controlada, aterrizando de forma vertical, después de un largo desarrollo paralelo. Una buena compilación de vídeos sobre los ensayos iniciales de Space X para lograrlo, hasta el aterrizaje vertical de abril de 2017 (Falcon 9 CRS8)  lo podéis encontrar en [9].

Lanzamiento_Falcon9
Los lanzamientos (y recuperaciones de la fase principal) de los Falcon 9 se han convertido en un fenómeno retransmitido en directo a través de Internet por la empresa de forma habitual y seguido por decenas de miles de personas. Se muestras los datos de telemetría básicos y la fase de la misión. Crédito Space X.

Paralelamente Space X desarrolló la cápsula Dragon, que en su versión de carga sería capaz de atracar de forma autónoma a la ISS. Su diseño definitivo empezó en 2006 y su primer vuelo fue en diciembre de 2010, siendo recuperada con éxito. En mayo de 2012 llevó por  primera vez provisiones a la Estación Espacial Internacional (siendo recuperada también con éxito posteriormente) y convirtiéndose en la primera empresa privada en abastecer a la ISS dentro del programa de NASA «Commercial Crew Program». Sus misiones a la ISS para abastecimiento han continuado de forma habitual desde entonces, con una media de dos a tres misiones por año, hasta la actualidad.

Por cierto, Elon Musk anunció este año la variante Dragon XL pensando en el programa lunar y que debería ser lanzada mediante su Falcon 9 heavy, del cual hablamos un poco más adelante.

DragonCargo
La Dragon Cargo, en una de las misiones de abastecimiento a la ISS. Crédito NASA/CC.

En 2014 la NASA ya había seleccionado a Space X (y la CST100 de Boing) como las cápsulas con las que la agencia espacial americana contaría para volver a llevar astronautas (a un precio de 8000 millones de dólares en total por ambos desarrollos) a la ISS. El mito de Space X no dejaba de crecer, mientras Elon Musk anunciaba sus planes paralelos para la Luna y Marte (el Big Falcon Rocket o «Starship») y mantenía sus lanzamientos comerciales para empresas públicas y privadas a un ritmo frenético con su Falcon 9.

Carrera8
La CST100 de Boing y la Dragon de Space X. Las dos destinadas a llevar tripulación de NASA a la ISS en los próximos años. Dragon será , salvo catástrofe, la primera este próximo miércoles. Crédito EverydayAstronaut.com

La variante de cápsula que Space X desarrollaría para llevar astronautas a la ISS se denominó Dragon Crew o Dragon-2. En las pruebas, la  capsula sufrió una falla en 2015 que se debieron al sistema de retrocohetes para recuperación de la misma con la tripulación, lo que llevo a Space X a modificar el diseño, dotándola de paracaídas para la recuperación. A pesar de este inconveniente, Dragon Crew ha sufrido en sus pruebas mucha mejor suerte que su aliada-competidora CST100 (Boing) que ha presentado diversas fallas (una grave en 2018 en su primera prueba orbital) que han provocado unos plazos de puesta en servicio previstos más retrasados.

Carrera7
A la izquierda las cápsulas CST100 y Dragon en sus respectivos vectores de lanzamiento. A escala, el actual vector ruso que se utiliza para llevar tripulación a la ISS y por último el STS de NASA ,abandonado en 2011. Crédito EverydayAstronaut.com

Y es que Space X durante la última década tan solo ha tenido  un incidente en un  lanzamiento de un Falcon 9 (junio 2015) que llevaba  una nave de carga Dragon con destino a la ISS, que explotó durante la separación de la primera etapa del cohete. Sus cada vez más perfectas recuperaciones de la fase principal y de las cofias desde finales de 2015, han cambiado nuestra visión de los cohetes espaciales, aterrizando verticalmente sus recuperaciones (de momento) como si del cómic  de «Tintín: objetivo la Luna» se tratara.

Recuperacion_SpaceX_boosters
Recuperación (aterrizaje) de los cohetes aceleradores laterales del Falcon 9 Heavy, tras el lanzamiento de «Starman» a bordo del Tesla. Crédito Space X

En 2016 el lanzador Falcon 9 sufriría una revisión a raíz de una explosión durante la carga de combustible en la rampa de lanzamiento, y finalmente en 2018 el Falcon 9 alcanzaría su cuarta y última revisión (Falcon 9 block 5), que es la que está actualmente en uso y partirá en unas horas, junto con la capsula Dragon Crew y tripulación, hacía la ISS.

Paralelamente, en febrero de 2018, Space X lanzaba la prueba de su cohete más potente (reutilizable y recuperable de forma controlada), el Falcon 9 heavy, que puso en una órbita solar más allá de Marte el coche Tesla descapotable rojo de Elon Musk (como prueba de carga útil).

falcon9heavy_Motores
Vista inferior de los motores del Falcon 9 Heavy durante el ensamblado que es realizado horizontalmente. Crédito Space X

Si el Falcon 9 es capaz de levantar 22,8 toneladas a una órbita baja terrestre (LEO)  y 8 toneladas a una órbita de transferencia (GTO), en su actual configuración, el Falcon 9 heavy es capaz de levantar 64 toneladas a la LEO y  26 toneladas a GTO. Te recomiendo, si no lo conoces,  que disfrutes de este vídeo del primer lanzamiento del Falcon 9 heavy  en este enlace [10], es sencillamente impresionante. Falcon 9 heavy ha volado de forma comercial ya en 2 ocasiones (abril y junio de 2019) hasta el momento.

Pero no nos desviemos del tema, ahora ya casi al final. El Falcon 9 ha volado en 83 ocasiones, en 22 ocasiones llevando a la Dragon en su versión de carga, y muchas otras llevando satélites tanto militares como civiles de diferentes países, incluidos los famosos Starlink [11] de la propia Space X, y que son puestos  en órbita de 60 en 60 en cada lanzamiento.

Por cierto esta megaconstelación de satélites, en curso de despliegue hasta un mínimo de 12000,  ha generado bastantes «haters» de Elon Musk, por su brillo en el cielo nocturno. Pero te invito a que no te formes una opinión tan rápida sobre el impacto de los mismos sin conocer más profundamente el interés y los esfuerzos en curso de la propia compañía para minimizarlo. Incitar al odio entre humanos es fácil,  por desgracia.

Bien, pues con la configuración Falcon 9 + Dragon Crew, en marzo de 2019 se llevo a cabo la primera misión en modo autónomo hacia la ISS (misión conocida también como DM-1), de forma análoga a como lo haría si llevara a bordo tripulantes. Acopló sin incidentes y regresó a los cinco días, recuperándose con éxito.

LlegadaCapsula_18mayo
Dragon Crew (DM-2) a su llegada para ser ensamblada en el Falcon 9 días atrás. Crédito NASA/Space X

Al mes siguiente, y con la misma cápsula, pero durante un ensayo de su sistema de escape de emergencia para la tripulación (pero sin esta), explotó. El vídeo que circuló por redes sociales no era muy tranquilizador por la virulencia de la explosión. Identificado y subsanado el problema, una nueva capsula Dragon Crew realizó con éxito el ensayo de escape de emergencia en vuelo que puedes ver en este enlace [12]. Este éxito era el último requisito antes que los dos astronautas de NASA Behnken y Hurley, ataviados con los modernos trajes de cabina de Space X, partan hacía la ISS en la misión DM-2, el próximo miércoles 27 de mayo, pasadas las 20:30 horas (GMT).

SpaceX Demo-2 Rollout
Preparación del Falcon 9 + Crew Dragon para su disposición de lanzamiento. Crédito Space X.

Con esta misión finalizan casi 10 años en los que los astronautas estadounidenses precisaban de los servicios de Roscosmos para volar a la ISS. La NASA vuelve a tener alas, entre la incertidumbre de la pandemia que atravesamos, el aporte de la empresa privada (Space X) y los nuevos desafíos, que recordemos, entrañan siempre riesgos importantes.

DM_2_39A_Lista_ElonMusk
Falcon 9+ Crew Dragon DM-2 esperando el la mítica rampa de cabo Kennedy. Nótese el logotipo de NASA (el «gusano») en el Cohete de Space X. Crédito Elon Musk.

Y todo esto, lo podremos seguir en directo a través de la web de space X, como es habitual en todos sus lanzamientos:

https://www.spacex.com/launches/

Como también por NASA TV, en su especial «launch America«:

https://www.nasa.gov/specials/dm2/

Salvo inclemencias o imprevistos de última hora que lo posterguen, recordad que este miércoles 27 de mayo a las 20:30 (GMT), 22:30 hora civil Española, tenéis una cita en directo con un lanzamiento que marca una nueva superación astronáutica.

Demo2_SpaceX_2
Bob and Doug, with Nasa and Space X. Crédito: Space X

¡Buen viaje a 400 kilómetros de altura sobre la superficie de la Tierra!

PD: por cierto, si quieres atracar la DM2 a la ISS, prueba el simulador que Space X pone a tu disposición, y siéntete un poquito (poquito) astronauta.

https://iss-sim.spacex.com/

Enlaces del Texto

[1] Y si todo sigue según lo previsto, volveremos a emitir  en directo, desde varios telescopios en la provincia de Castellón (España) nuevamente la Luna, pero esta vez en cuarto creciente y mucho mejor dispuesta para su observación telescópica que en fase de llena, nuevamente a través de Yotube (22:00 horas GMT) en el último sábado de mayo, en lo que confío marque una etapa más hacia el retorno a la normalidad en nuestras vidas. Enlace de Youtube https://youtu.be/e6dnN9BKHvQ La emisión será en estricto directo y no se procederá a su grabación.

[2] https://www.youtube.com/watch?v=WZyRbnpGyzQ

[3] https://www.youtube.com/watch?v=GmN1wO_24Ao

[4]https://www.forbes.com/sites/alexknapp/2019/07/20/apollo-11-facts-figures-business/#562499cb3377

[5] https://www.nasa.gov/mission_pages/apollo/index.html

[6] https://www.nasa.gov/centers/kennedy/about/information/shuttle_faq.html#10

[7] https://www.reuters.com/article/us-usa-trump-space/trump-to-start-process-of-sending-americans-back-to-moon-white-house-idUSKBN1E51QP?feedType=RSS&feedName=topNews&utm_source=twitter&utm_medium=Social

[8] https://www.spacex.com/

[9] https://youtu.be/AllaFzIPaG4

[10] https://youtu.be/A0FZIwabctw

[11] https://www.starlink.com/

[12] https://youtu.be/mhrkdHshb3E

30 años de un punto azul pálido

30 años de un punto azul pálido

La Voyager 1 es una nave multiplanetaria de la NASA, que fue lanzada a principios de septiembre de 1977.

Su misión, al igual que su gemela, la Voyager 2 lanzada dos semanas antes, era estudiar el sistema solar exterior, los gigantes gaseosos. La Voyager 1 llegó a Júpiter en marzo de 1979 (antes que su gemela) y lo sobrevoló a 300 000 kilómetros de la atmósfera superior del planeta más grande de nuestro sistema solar, enviando casi 20 000 fotografías, y mostrándonos unos detalles sin precedentes. Llegó a Saturno en noviembre de 1980 y lo sobrevoló a 120 000 kilómetros de su atmósfera superior. Nos mostró los anillos de la joya de nuestro sistema solar también con un detalle sin precedentes. También nos mostró una densa atmósfera de la luna principal del planeta anillado; Titán. Este descubrimiento llevó a los controladores de misión a sacrificar su posterior visita a Urano y Neptuno (que si que realizaría el Voyager 2 en los años 1986 y 1989 respectivamente), en pro de realizar un nuevo sobrevuelo de Titán. Este nuevo sobrevuelo cercano llevó a la nave a una trayectoria hiperbólica de escape con un ángulo de casi 30 grados sobre la eclíptica [1], que es el plano donde se mueven casi todos los planetas principales del sistema solar.

Trayectorias_Voyager1y2
Trayectorias de las Voyager. Fuente: JPL/NASA

Su fuente de energía es de tipo  RTG [2], lo que les ha permitido disponer de electricidad suficiente allá donde los paneles solares resultan apenas eficientes por la lejanía de nuestra estrella, si bien para que aún permanezcan en contacto con la Tierra, ha sido necesario ir desactivando selectivamente buena parte de su instrumental científico y dejando activos solo aquellos instrumentos que aportan datos útiles. Aunque no sabemos con seguridad cuando perderemos contacto con ambas naves, es dudoso que se prolongue más allá del 2025.

Estado_Actual_instrumentos_Voyager1y2
Listado de los instrumentos científicos activados o desactivados de las Voyager en febrero de 2020. Fuente: JPL/NASA

El Voyager 1 cruzó la heliopausa en abril de 2011, a casi 120 unidades astronómicas del Sol, unos 18 000 millones de kilómetros. Es una de las naves que han alcanzado mayor velocidad relativa, unos 17 kilómetros por segundo.

En momento de escribir estas líneas la Voyager 1 se encuentra a 148,36 unidades astronómicas, unos 22 250 millones de kilómetros de nuestro planeta. Un comando para apagar o encender un dispositivo, tarda 20 horas y 36 minutos en llegarle, y el «ok» de la nave nos tarda otras tantas horas en recibirse en los radiotelescopios de la red de espacio profundo de la NASA.

Estos datos, ya de por sí, convierten a las Voyager en «naves interestelares», que en más de 100 000 años pasarán en los alrededores de alguna estrella cercana, llevando consigo unos discos dorados simbólicos sobre información de nuestra especie y de nuestro planeta. Puro simbolismo que allá por julio de 1972, cuando se empezaron a desarrollar, nunca jamás se soñó que llegarían al rendimiento que han cumplido.

Pero esta entrada no es para rendir culto a estas naves viajeras y exploradoras (que por motivos obvios, lo merecen), si no que es para rendir homenaje a una imagen y a un científico y divulgador de sobra conocido, Carl Sagan [3].

PIA00451_modest
Retrato de familia. Fuente: JPL/NASA

El 14 de febrero de 1990, el Voyager 1 antes de apagar sus cámaras (su gemela ya las había apagado entre octubre y diciembre de 1989), realizó una última secuencia de 60 imágenes hacia las posiciones que ocupaban todos los planetas visibles y desde una distancia de 6000 millones de kilómetros [4]. Una de ellas era la Tierra, apenas un pequeño punto y atravesado por un rayo de luz solar.

Hace justo 30 años de esta aparente insignificante fotografía:

PIA00452_modest
Un punto azul pálido. Fuente: JPL/NASA

Pero esta imagen se convirtió en una icónica visión de nuestro planeta gracias a Carl Sagan, colaborador y asesor del proyecto Voyager (además de en otras misiones espaciales) , y al parecer impulsor [5] de la idea del retrato de familia antes de la desconexión definitiva de las cámaras. El poder de esta imagen lo motivó a escribir su libro “Un punto azul pálido; una visión del futuro humano en el espacio” (1994, 1995 en nuestro país por editorial Planeta), considerado en muchos aspectos la continuación del libro “Cosmos” (1980, 1986 en nuestro país por Editorial Planeta) basado en su exitosa serie televisiva que hemos citado con anterioridad. Un canto a comprender mejor nuestra posición en el Cosmos con la finalidad de prosperar como especie con un futuro.

Ahora, la NASA ha editado su fotografía con software más moderno, mejorando su resolución y -quizás- su estética [5]

PIA23645-16
Un punto azul pálido. Reprocesada en febrero de 2020 con motivo del 30 aniversario de la toma. Fuente: JPL/NASA

Pero quizás, lo que mejor describa el espíritu que transmitía Sagan sean estas palabras:

…Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En el, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de la moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol… (SIC)

tomadas de este vídeo que os invito a ver pausadamente (son solo 5 minutos), a mi me continúa poniendo la piel de gallina y provocando que, cuando me encuentro solo bajo un cielo realmente estrellado,  sienta admiración más que miedo.

Os deseo que provoque los mismos sentimientos que a mi me provoca.

 

Link al vídeo (enlace externo, recomendado) 05min27s  : https://youtu.be/xYmDyHC4Oc0

Link a la versión doblada y algo recortada (doblado por José María del Rio, enlace externo) 03min55s:  https://youtu.be/898Z8M51Io4

Referencias de la entrada

[1] https://voyager.jpl.nasa.gov/

[2] Generador termoeléctrico de  radioisótopos, basado en la desintegración del óxido de plutonio 238.

[3] Carl Edward Sagan (1934-1996), Centro Astrofísico de Harvard y profesor en la Universidad de Cornell, autor de “Cosmos, un viaje personal” (producido por la televisión pública de California entre 1978 y 1979), visto entre  1980 y 1981 por unos 400 millones de personas en 60 países diferentes,  según New York Times.

[4] https://voyager.jpl.nasa.gov/mission/timeline/#event-pale-blue-dot-and-friends

[5] https://solarsystem.nasa.gov/resources/536/voyager-1s-pale-blue-dot/

[6] https://www.jpl.nasa.gov/news/news.php?feature=7593

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser,… todos esos momentos se perderán en el tiempo,… como lágrimas en la lluvia.

BD1

Los ángeles 2019, noviembre oscuro, lluvioso, sucio, extraño. Los «replicantes» son humanos creados artificialmente para las labores más desagradables y peligrosas que los humanos no desean o temen realizar.

Cierto, actualmente son una fantasía lejana, aunque  en la realidad – a unas horas de entrar en el año 2019 -, la edición genética con la finalidad de la prevención de enfermedades se abre tímidamente paso, entre el miedo a sentirnos dioses y el miedo a cometer pecados que nos abocan al infierno de algún dios que nos observa enfurruñado.

Los coches voladores del escenario de ciencia ficción inicial, en la realidad no vuelan, porque sencillamente no existen como tales. Es cierto que algunos de los mayores dueños de los combustibles fósiles del planeta, esos combustibles propios de una época pasada aún no superada que provocan aceleradamente el cambio climático (quizás que nos llevan al escenario inicial de ficción), prueban sus primeras moto-drones para la policía cerca de las arenas del desierto.

Pero lo cierto es que estamos muy lejos de la magnífica película que filmó Ridley Scott en 1982, con un reparto privilegiado y una banda sonora sencillamente genial de Vangelis,  basada parcialmente y algo lejana obra escrita en 1968 « ¿sueñan los androides con ovejas eléctricas?», y que lleva el título –como casi todos que me leéis bien conocéis- de «Blade Runner».

Las colonias exteriores de la película Scott no existen, pero empezamos a soñar con un realismo inusitado y apoyado más en la ciencia que en la ficción, en un futuro muy próximo de regreso a la Luna (para quedarnos) y las primeras misiones humanas a Marte en menos de un par de décadas, sin lugar a dudas el próximo «hogar» de nuestra especie en pocos siglos.

Y es que si durante algo más de un par décadas parecía que la exploración espacial se había restringido mayormente a nuestro entorno cósmico cercano, la experimentación en órbita terrestre en estaciones espaciales y estudio del universo (y de nuestro planeta) desde órbita terrestre o puntos espaciales cercanos, los permanentes e imparables avances en investigación espacial están cambiando aceleradamente este escenario.

Repasar aquí los últimas misiones de exploración no tripuladas a Marte, Júpiter, Saturno, algunos asteroides y cometas (en los que hemos aterrizado y tomado muestras), entre otras, que en los últimos años hemos enviado exitosamente, sobrepasa con mucho esta entrada. Pero lo cierto es que estamos viviendo una época dorada de la exploración del universo, empezando por nuestro patio trasero del sistema solar (donde aún no descartamos encontrar vida primitiva), y acabando por la detección de miles de mundos alrededor de otras estrellas, pura ciencia ficción cuando se rodó Blade Runner en 1982. Giordano se levantaría de su tumba.

La astronomía multimensajero, y las puertas de una nueva física (en lo que atañe especialmente a la física de partículas) también se abren paso, aunque con unos resultados menos vistosos que los propios de la astronomía espacial que continua manteniendo su carácter de ciencia visual. Una imagen desde la superficie de la Luna Titán, donde seguro que algunos amigos Gallegos surfearán en el futuro, o las ya «habituales» imágenes desde la superficie Marte, donde dos estaciones meteorológicas españolas (una móvil, en el rover Curiossity) nos dan el parte climático diario.

Si los que crecimos con la serie televisa Cosmos, del tristemente desaparecido Carl Sagan, sentimos «envidia» de no haber conocido las hazañas de las primeras misiones sobre la superficie de Marte (Viking), el programa  Apolo que puso al hombre en la Luna, o las misiones Piooner y Voyager (estas últimas sin duda las más longevas, aún activas) de exploración de lo que entendíamos en su día parte más exterior de nuestro sistema solar, estos últimos años «reconvertimos» nuestros sentimientos de envidia en admiración y deseo de conocer más con las nuevas misiones de exploración.  Sagan tenía mucha razón, apenas estamos mojando nuestros pies en la orilla del inmenso océano cósmico.

Y es que de las misiones actualmente en curso de las diferentes agencias espaciales (recordemos que China está a punto de aterrizar en la cara oculta de la Luna), destacamos una porque que en unas horas sobrevolará un pequeño mundo que aparentemente nos podría parecer de poca importancia. Pero es que en las próximas horas será ya el año 2019 y la poca importancia de ese mundo, es en realidad mucha, por algunos motivos que describimos rápidamente.

horizons_png_266965171
Logo oficial New Horizons. Crédito NASA/SwRI/JHU

La nave New Horizons (NASA, lanzada en enero de 2006) tenía dos objetivos como misión principal, el primero era el estudio de Plutón, nunca antes visitado por ninguna misión espacial hasta el momento. El primero de los objetivos principales, después de casi 10 años de viaje, lo alcanzó en julio de 2015. Plutón había pasado de ser un planeta a ser considerado planeta enano por la UAI [1], pero sin duda lo que nos descubrió la Horizons en su visita [2], muy probablemente le devuelva su antigua categoría a Plutón, que no establece más que una línea un tanto difusa, ante la avalancha de descubrimientos de nuevos objetos un poco más allá del propio Plutón, y que configuran la parte más interior del que llamamos Cinturon de Kuiper (KBO), la zona de los objetos trasneptunianos, donde cientos de miles de objetos congelados y pequeños se encuentran en orbitas circulares como reliquias de la formación de nuestro sistema solar.

La pequeña nave de solo 500 kilogramos de peso, gracias a asistencias gravitatorias consiguió la velocidad de unos 50 000 kilómetros por hora (la segunda nave más veloz construida hasta la actualidad)  y sobrevoló Plutón a unos 12500 kilómetros de distancia enviándonos imágenes de un mundo nunca imaginado y con una estructura superficial no esperada. Fue una exploración pionera e histórica. Las imágenes desde una distancia de 4500 millones de kilómetros de nuestro planeta tardaban casi 4 horas y media en llegarnos.

NASA_NH
Portal de la New Horizons. Toda la información aqui disponible. Crédito NASA

Después de su visita histórica a Plutón, el segundo objetivo primario de la misión era explorar un cuerpo de la zona del Cinturón de Kuiper, explorar el abismo de nuestro sistema solar. El objetivo que alcanzará esta madrugada será un cuerpo que incluso cuando partió de la Tierra en 2006 no conocíamos ni su existencia (fue descubierto por el telescopio espacial Hubble en 2014 en una búsqueda de «objetivos» para la trayectoria de la Horizons), 2014MU69 o más familiarmente, «Ultima Thule». Algunos encendidos de los motores de la Horizons, el último hace escasamente un mes, enfilaron su trayectoria hacia el segundo objetivo de la misión.

Esta madrugada hora española, aún en la celebración del recién estrenado nuevo año 2019, lo sobrevolará a 50 000 kilómetros por hora y a solo 3500 kilómetros de su roja y oscura superficie [3].

eventosNH
Eventos previstos para la Horizons. Crédito JHU

Esta cercanía de por si no asegura imágenes exitosas, el cuerpo solo tiene unos 35 kilómetros de diámetro y en su lejanía tarda casi 300 años en orbitar nuestra estrella. Por ello la sonda ha recibido un protocolo especial para la toma de imágenes y datos para asegurar su éxito a 6500 millones de kilómetros de nuestro Sol (43 veces la distancia de la Tierra al Sol), esta distancia es tal, que la luz e información tarda unas 6 horas en llegarnos. Nunca jamás hemos explorado un cuerpo a esta distancia, y tras la exploración, en unas horas empezarán a llegarnos las primeras imágenes de uno de los objetos que creemos, son los ladrillos que compusieron los planetas de nuestro sistema solar hace más de 4600 millones de años,… y tenemos muchas preguntas por contestar sobre este periodo de formación planetaria.

illustration-kuiper-belt-objects-dots-new-horizons-flight-path-yellow-pluto-and-ultima-thule-2014-mu69

Ilustración de la situación de Plutón y otros objetos del KBO.  Crédito JHU

Las respuestas llegarán en varias semanas de envío de datos (hasta unos 50 giga bits se esperan), y en ciencia, muchas respuestas abrirán nuevos interrogantes.

Después, un nuevo objetivo secundario puede esperar a la New Horizons, probablemente otro cuerpo del Cinturón de Kuiper, en función del poco combustible que le quede para maniobrar, su energía restante para mantener los instrumentos operativos (obtenida por RTG) y el estado general de la nave, pero eso es ya otra historia, Horizons está haciendo historia en estas misma horas que estás leyendo estas líneas.

Celebremos que vivimos en una época de descubrimiento como nunca hasta ahora, porque estas celebraciones se perderán como gotas en la lluvia, con los descubrimientos que vivirán las próximas generaciones.

¡Qué 2019 nos depare muchas más alegrías y descubrimientos que 2018, aún en los océanos más oscuros dónde jamás pensamos llegar!

 

[1] https://www.iau.org/

[2] http://pluto.jhuapl.edu/

[3] http://pluto.jhuapl.edu/Ultima/Ultima-Thule.php