Cometas en el cielo (y III)
En las dos entradas anteriores tuvimos en cuenta algunas consideraciones históricas sobre los cometas, llegando a comentar sobre los últimos grandes cometas que hemos podido observar.
Por desgracia no podemos hablar de grandes cometas en los últimos años, ni si quiera en un futuro cercano y mucho menos en el momento de escribir estas líneas. Los grandes cometas suelen ser descubrimientos impredecibles normalmente por ser cometas nuevos de largo período, y los de período medio como el Halley, solo presentan una destacable visibilidad en el cielo en función de las posiciones Tierra-Cometa-Sol cuando el astro despliega su cabellera de camino (o de retorno) de su punto más cercano al Sol (el perihelio). Pero lo cierto es que todos los años se encuentran al alcance de pequeños instrumentos amateurs una o dos docenas. De los últimos, recuerdo el C/2014 Q2 Lovejoy y especialmente con cariño el cometa Catalina C/2013 US10, que nos visitó a finales de 2015 y principios de 2016 y que fue motivo de una entrada en este blog [1].
Para estar al tanto del descubrimiento de nuevos cometas, del paso de los ya conocidos y catalogados, y de las expectativas de su observación, recomiendo una excelente página web del compañero valenciano Pepe Chambo [2], que se ha especializado estos últimos años en el seguimiento de cometas, y naturalmente la reconocida publicación S&T [3] donde se suelen encontrar noticias de última hora, así como mapas y fotografías de gran calidad. Por ejemplo le podéis echar una mirada a la entrada de la web de la mencionada publicación sobre el cometa PanSTARRS del pasado mes de julio [4].
¿Y cómo está el tema de los cometas en el cielo a finales de 2018?
Bueno, lo cierto es que recientemente nos visitó el cometa de corto período 21P/Giacobini-Zinner [5], con una órbita de sólo 6,5 años. Una órbita de período tan corto supone que es un astro que ha realizado muchos pasos cerca del Sol, y por tanto es un cometa «viejo», con pocos volátiles, que raramente desplegará una cola espectacular a diferencia de los cometas «nuevos» de medio o largo período o incluso de primer paso por nuestro sistema solar (órbitas parabólicas o hiperbólicas).
El 21P fue descubierto inicialmente en diciembre de 1900 desde Niza y recuperado casualmente en 1913 desde Alemania. Teniendo en cuenta que el 1P (el primer cometa catalogado como periódico) fue -como comentamos en la entrada anterior [1]- el famoso cometa Halley (1758 recuperado y predicho por E. Halley), habían pasado casi 150 años en el descubrimiento de las órbitas de 20 cometas. Y es que para calcular con exactitud una órbita se necesita un mínimo de tres observaciones suficientemente espaciadas. En una época en la que la astronomía moderna estaba empezando a florecer con las nuevas técnicas y métodos observacionales, el cálculo de órbitas cometarias todavía no era una tarea fácil a finales del siglo XIX y principios del XX.
La órbita de este visitante cercano es tal que una de cada tres órbitas se posiciona relativamente bien para su observación desde la Tierra, y puede llegar a ser visible a simple vista…pero como una débil mancha borrosa en el límite de visión a ojo desnudo desde lejos de nuestras ciudades. Un cometa de tan corto período, de solo unos 2 kilómetros de tamaño del núcleo ya no da para más. Aún así su cercanía provoca la poco conocida lluvia de las Giacobínidas o más conocidas como Dracónidas, que tienen su máximo entre el 8 y el 10 de octubre con una tasa de meteoros muy baja, aunque que en 1933 parece ser que se produjo un máximo muy alto pero de muy corta duración (minutos). Este año, con Luna nueva el día 9 de octubre, deberíamos mirar al cielo estas próximas noches.
Fotográficamente el cometa posó con cierta generosidad para los aficionados a la astronomía y a la fotografía del cielo.
El cometa con una coma marcadamente azul, llego a desplegar una cola de más de 1º en la constelación de Auriga hace unas pocas semanas. Crédito: Alfredo Madrigal

Pero si no lo fuimos a observar con prismáticos y desde un lugar oscuro –lejos de las luces urbanas- en el momento cercano a su perihelio (lo cual supone un cierto reto para el neófito en astronomía), el cometa pasó desapercibido.
Tenemos ocasión de probar nuevamente. Y quizás en mejores condiciones con el cometa 46P /Wirtanen [6]. Este cometa es también de corto período, de solo 5,4 años, y fue descubierto en 1948. Sin embargo sabemos que se ha visto perturbado por los gigantes gaseosos en algunas ocasiones y además que presenta una mayor actividad que el Giacobinni-Zinner.
La carta de localización del cometa para las próximas semanas es la siguiente:

El cometa alcanzará el perihelio el 12 de diciembre y su distancia mínima a la Tierra poco después, el 16 de diciembre a solo 11,5 millones de kilómetros.

Con una Luna en fase de creciente, si el brillo estimado por algunos astrónomos alcanza entre la magnitud +3 a +5, puede ser un astro observable a simple vista, pues recordemos que el límite de magnitud a simple vista en una noche oscura lejos de las luces urbanas es de +6 aproximadamente. Aunque no nos engañemos, el brillo de este cometa «cercano» estará lejos de lo que consideramos brillo y tamaño de cola de un gran cometa. Tengamos paciencia, cualquier noche volveremos a tener un gran cometa en el cielo.
Hasta la próxima entrada, gracias por leerme.
Referencias:
[1] https://cielosestrellados.net/2016/01/20/una-noche-con-catalina/
[3] https://www.skyandtelescope.com/
[4] https://www.skyandtelescope.com/observing/panstarrs-comet-rocked-by-outburst-now-binocular-bright/
[5] https://ssd.jpl.nasa.gov/sbdb.cgi?orb=1;sstr=21P
[6] http://astro.vanbuitenen.nl/comet/46